Venus y Adonis (poema)

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Más allá de lo que sean nuestros gustos o apetencias personales, pues hay obras y artistas que constituyen la verdadera columna vertebral de la historia de la pintura occidental. Tiziano y las "poesías" son parte de esa verdadera columna, como digo, del arte occidental. Son obras que se llamaron ya entonces "poesías", y es el nombre que ha recibido en la historiografía y con ello quería decir tanto el autor Tiziano, como el promotor del conjunto, el entonces príncipe Felipe, después rey Felipe II de España, que la "poesía" era como la pintura, lo cual tenía múltiples significados. La "poesía" era un arte liberal, con lo cual la pintura quedaba asimilada a un arte liberal. Tenía también un significado para el pintor que le daba una libertad a la hora de interpretar y elegir los temas. De hecho algunos temas de las "poesías" fueron invención de Tiziano, es decir, no derivan de ninguna fuente escrita, ya sea contemporánea o clásica. Y por otro lado sobre todo "poesías" quería decir que son obras pictóricas entendidas para deleite de los sentidos, es decir, el fin máximo de la pintura es procurar placer, placer estético, también placer intelectual, pero sobre todo placer estético a quién lo contempla. Estas "poesías", fueron realizadas a lo largo de 9 años y fueron divididas, por decirlo de alguna manera en tres parejas. La primera pareja es “Venus y Adonis “y “Danae” y es en la que está centrada esta exposición. Las siguientes dos parejas, son “Diana y Calixto” y “Diana y Acteón” y la última que es “El rapto de Europa” y “Perseo y Andrómeda”. Todas estas obras fueron concebidas para verse conjuntamente, es decir, en una misma estancia y de hecho son obras que dialogan unas con otras. Formaron parte de la Colección Real Española, pero con el tiempo, el conjunto fue desperdigándose. La primera en salir fue “Perseo y Andrómeda” a finales del siglo XVI todavía en vida de Felipe II y luego, a principios del XVII fueron saliendo otras obras. Esta exposición se centra en la primera de esas parejas, en “Danae” y en “Venus y Adonis”. Es la única para la cual tenemos testimonios de cómo quería Tiziano que las viéramos. La primera de las obras que entrega, es “Danae”, donde aparece una figura vista de frente. La siguiente que entrega un año después en 1554 es “Venus y Adonis”. Lo más llamativo de “Venus y Adonis” es que lo primero que vemos es la figura de “Venus” de espaldas. En la carta en la cual Tiziano envía que acompaña al envío del cuadro, le explica a Felipe II, que le ha puesto de espaldas no por falta de arte sino por doble arte. Es decir, lo que intenta demostrar con la contemplación simultánea de las pinturas es que la pintura puede igualar, incluso superar a la escultura en lo que tradicionalmente era su punto débil y era mostrar la tridimensionalidad, es decir, los distintos puntos de vista de las figuras. Eso lo encontramos también en la “Danae”, la segunda Danae que pinta Tiziano, la primera la había pintado unos años antes para el cardenal Alejandro Farnesi, se conserva en Capodimonte, para el cuadro de Felipe II. Incluye una vieja que aparece avarienta recogiendo el oro en el cual Júpiter se ha convertido para poseer a Danae. Esa vieja enriquece extraordinariamente la pintura puesto que brinda una serie de “contraposti” de posiciones. Por un lado tenemos la figura desnuda frente a la figura vestida, la figura vista de frente, contra una figura vista prácticamente de espaldas. Lo que es la belleza de la juventud contra la fealdad de la vejez, es decir, una serie de elementos que resultaban tremendamente atractivos para los espectadores sofisticados de aquella época. Ofrece novedoso dos cosas: en primer lugar, que dos de las obras han sido restauradas expresamente para la exposición por parte de Elisa Mora, aquí en el gabinete de restauración del taller del Museo del Prado y por otro lado, que se ofrece una novedad extraordinaria, que es la identificación de la “Danae”, que pintó para Felipe II, no con la que conserva el Museo del Prado como hasta ahora se venía pensando, sino con la que forma parte de la Colección Wellington en Apsley House. Es un cuadro que sabemos perfectamente que procedía de la Colección Real Española y que estuvo en la Colección Real Española hasta inicios del siglo XIX, cuando formó parte del famoso equipaje del rey José, es decir, las obras que quiso llevar consigo fuera de España José Bonaparte. En la batalla de Vitoria en 1813 los franceses fueron derrotados por las tropas angloespañolas del duque de Wellington, se recuperaron esos cuadros, el duque de Wellington los devolvió a Fernando VII y este en un alarde de munificencia y magnanimidad se los regaló al general inglés. De hecho, quién vaya a Apsley House, ve una magnífica colección de pintura, la mayoría de los cuales son obras que proceden de la colección real española, como el famosísimo “Aguador de Sevilla” de Velázquez o la “Oración del huerto” de Correggio. Pero a diferencia de estas obras, no está o no se exhibe en la parte pública, en la parte museable de Apsley House sino que está en la parte privada. Al estar en la parte privada no se conocía la obra hasta que hace apenas unos pocos años, un historiador inglés Paul Joannides, llamó la atención sobre ella y dijo que creía que podía ser la pintada para Felipe II. Tuve ocasión de ver el cuadro, me dio la impresión de que la opinión de Joannides podía ser cierta, a partir de entonces se trajeron los cuadros aquí, se han restaurado y el resultado es lo que tenemos hoy, que es la primera vez que es del siglo XVIII, “Venus y Adonis” vuelve a reunirse con su “Danae”. Estas son dos de las primeras "poesías", que se convertirían en uno de los ciclos, sin duda el ciclo mitológico más importante y más influyente de la historia occidental. Los innumerables “Danaes” y “Venus y Adonis” que a partir de este momento pintan pintores de todas épocas, de todas las escuelas europeas, tienen todas su punto de arranque en estas dos primeras pinturas enviadas por Tiziano a Felipe II en 1553 y 1554.