Zeta Tauri

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Sólo había seis planetas conocidos en la antigüedad: Mercurio, Venus, La Tierra, Marte, Júpiter y Saturno. Fue recién en 1781, durante la Era de la Ilustración, la era de los “caballeros científicos”, cuando fue descubierto el séptimo planeta. Friedrich Wilhelm Herschel era un músico alemán, que durante la Guerra de los Siete Años huyó desde Hanover, ocupada por los franceses. En Inglaterra armó una nueva vida afincándose en Bath, donde fue contratado como organista en una iglesia, un cargo muy respetable. Y se cambió su nombre al inglés William. En 1773, cuando tenía 35 años, Herschel abrazó el noble camino de la ciencia. Compró un ejemplar del libro “Astronomía” de James Ferguson, y “Óptica” de Robert Smith. Ansioso por aplicar lo que había aprendido de esos textos, Herschel comenzó a construir espejos reflejantes especiales, y pronto había armado uno de los más poderosos telescopios de su tiempo. Gracias a éste fue capaz de explorar los cielos con una gran claridad. Con ayuda de su hermana Carolina, comenzó a analizar el cielo nocturno, prestando especial atención a las estrellas dobles. El 13 de marzo de 1781, Herschel comenzó a observar más de cerca lo que suponía era una estrella débil. Había sido catalogada por otros astrónomos bajo el nombre de 34 Tauri, la 34° estrella de Tauro, el Toro. Pero a través de su poderoso telescopio, Herschel la observó con una mirada renovada. En sus escritos, anotó: “En el cuartil cercano a Zeta Tauri ... tal vez [a] una estrella nebulosa, o quizás un cometa”. Cuatro días más tarde, el 17 de marzo de 1781, escribió: “Busqué el cometa o la estrella nebulosa, y noté que se trata de un cometa, porque ha cambiado de lugar”. Herschel había descubierto un nuevo cuerpo celeste que se movía. Resulta que no era un cometa sino un PLANETA, el primero en ser descubierto desde la prehistoria. Estaba al doble de distancia del Sol de lo que se halla Saturno. Esta noche, Herschel había multiplicado por dos el tamaño del sistema solar hasta entonces conocido. Herschel deseaba darle a su descubrimiento el nombre de “Georgium Sidus”, que en latín significa “Estrella de Jorge”, por el rey Jorge III de Inglaterra. Pero prevalecieron las mentes más frías que lo bautizaron Urano, siguiendo la tradición de denominar a los planetas como a las divinidades griegas y romanas. Urano era el dios griego del cielo. Ni bien su descubrimiento se difundió, Herschel se hizo famoso de un día para el otro, y fue designado Astrónomo Real por Jorge III. Fue elegido Miembro de la Real Sociedad, y se le otorgaron premios para continuar su trabajo y construir más telescopios. Herschel luego descubrió dos de las lunas que orbitan Urano. Su hijo John las llamó Oberon y Titania, por el rey y la reina de las hadas de la obra de Shakespeare Sueño de una Noche de Verano. La mayoría de las lunas de Urano halladas más adelante también recibieron nombres de personajes de Shakespeare (Julieta, Miranda, etc.) Herschel fue nombrado caballero en 1816 por sus invaluables contribuciones a la ciencia. Su descubrimiento de Urano dejó de lado la noción de que los antiguos habían develado todo en el Sistema Solar. El trabajo de Herschel abrió una nueva era en la astronomía, una época en la cual todavía son posibles los descubrimientos deslumbrantes. El universo es un lugar bastante grande, lo mismo que el botón para suscribirte. No te voy a decir que hagas click en él porque estoy seguro de que tú harás lo correcto… Y lo correcto es hacer click en ese botón.