Francisco del Toro

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Cuando llega a Madrid tiene 28 años, es muy joven. Acaba de estar en Italia, de trabajar para Zaragoza en pintura religiosa. Llegar a la Corte, es algo fundamental, algo importante. Los Reales Sitios, El Escorial, El Pardo y Aranjuez se iban a decorar con tapices y Goya llega a Madrid precisamente llamado por su cuñado, Francisco Bayeu y por Mengs que era el director de todo el proyecto. Llega a Madrid en enero del año 1775 para unirse al grupo de los artistas que estaban trabajando para la Real Fábrica de Tapices. Los sitios que vamos a visitar en Madrid para ver cómo se mueve Goya en la Corte, cronológicamente son el Museo Lázaro Galdiano, donde podemos encontrar algunos de los primeros ejemplos. Fundamentalmente el boceto para el cartón de “La era” de la serie de “Las cuatro estaciones” que es una de las grandes obras del artista en el Museo del Prado. Entonces, allí tenemos el boceto preparatorio que es de una exquisitez enorme. Además como todos los bocetos preparatorios de ese grupo, es mucho más divertido y expresivo que la obra concluida y grande que hizo para las salas de los Sitios Reales. Los cartones de tapices son obras que han sido consideradas como secundarias, puramente de género, divertidas y que no es el verdadero Goya. Pero es el verdadero Goya porque él es incapaz de no ser siempre el verdadero Goya. Después está el Banco de España que tiene también una colección importante de Goya, fundamentada sobre todo en los retratos que hizo de los fundadores del Banco de San Carlos que sería después el Banco de España. Todos ellos son realmente obras prodigiosas que presentan ya la habilidad y la capacidad de Goya en el retrato. Van desde mediados de la década de 1780 hasta el de Cabarrús, que es justo ya de finales de ese periodo, de 1788. Es un sitio muy interesante y muy poco visible, es decir, allí solamente entran visitas especiales o reuniones del propio Banco de España, pero no está abierto al público, aunque realmente prestan en muchas ocasiones a exposiciones nacionales e internacionales. A continuación creo que podríamos detenernos en el Museo del Prado, que claro es una de las grandes colecciones del artista. Realmente es la sede de Goya en el mundo, tanto por la riqueza de las colecciones pictóricas, como de los dibujos, las estampas y los documentos sobre el artista. Pero nosotros nos hemos centrado en una sala única y excepcional, que solamente se puede visitar aquí porque nunca puede salir esa obra del Museo del Prado, que es la de “La familia de Carlos IV” y los estudios del natural, preparatorios, que hizo el artista para esa composición. Goya hace estos retratos entre el 15 de mayo aproximadamente y el 10 de junio de 1800. Es uno de los momentos culminantes de su carrera en la Corte. En aquella época, un retrato de la Familia Real al completo, era lo máximo, y Goya estuvo esperando aproximadamente 30 años a pintar a la Familia Real. En ese momento precisamente, en 1800, cuando lo pinta, la situación política exigía mostrar a los borbones españoles como una dinastía fuerte. En ellos fue muy importante decir: “Somos la monarquía legal. Venimos de los Austria, somos igual que ellos y nos representamos de la misma forma”. Al contrario que en “Las meninas” que es por supuesto la base de esta composición, el origen, ninguno de los dos cuadros que están al fondo son de la Colección Real. Luego están utilizados por Goya de una forma simbólica. La alegoría del cuadro creo que se desvela justamente al haber identificado el tema de uno de los cuadros que están al fondo. El de la parte izquierda, que logramos identificar con el estudio que se hizo hace unos años, es muy interesante porque en realidad es un tema mitológico, es Hércules y Onfale con la historia al fondo tomando nota. Hércules descansa, se enamora de Onfale, tienen hijos y de esos hijos de Onfale sale la monarquía española. Está la reina delante de él, perfectamente establecida con todos sus hijos allí, que son los van que a seguir continuando en el futuro, en su caso hasta hoy en día, con la dinastía. En torno a 1800 tenemos dos centros en Madrid: uno es San Antonio de la Florida, la ermita de San Antonio de la Florida, que fue un proyecto del rey. La ermita estaba en terreno real, en las tierras del rey. Goya trabaja aquí igual que en “La familia de Carlos IV” por su situación de pintor de cámara del rey. Es un proyecto que él concluye en diciembre de 1798, es decir, muy a final también del siglo XVIII. Y además excepcional porque es de lo poco que él tiene ocasión de hacer al fresco en España, es decir, Goya estuvo en Italia dos años. En mi opinión, estuvo allí para estudiar y para adentrarse en la pintura al fresco pero no tuvo ocasión de mostrar su conocimiento del fresco más que hasta 1798 en San Antonio de la Florida. Son frescos que narran un acontecimiento, una escena de la vida de San Antonio de Padua y ha sido siempre muy alabado por la forma en que integra al pueblo de una manera completamente nueva, asomándose a la barandilla y todo un revuelo de gentes que asisten a ese milagro. Así como la propia figura del santo que es excepcional, expresiva y tremendamente interesante para la representación de un santo. Y de San Antonio de la Florida, que es uno de los grandes hitos de Goya en Madrid, creo que concluimos con la Academia de San Fernando porque esa fue también su casa madre en cierto modo. Él vino a Madrid para trabajar para el rey y consigue todos los peldaños poco a poco de la carrera digamos cortesana de artista hasta ser primer pintor de cámara en 1800, pero la Academia le recibe mucho antes. La Academia por unanimidad le vota académico de San Fernando en la primavera de 1780. A partir de entonces realmente el prestigio de Goya aumenta y él además sabe que tiene que abrirse a otras posibilidades como son los retratos. Entonces en la Academia hay ejemplos de todo eso que hizo Goya: los retratos de Moratín, joven todavía, o del arquitecto Villanueva, son excepcionales, “El entierro de la sardina” y las cuatro tablas, digamos que alegóricas, que hace ya muy tarde, posiblemente después de la Guerra de la Independencia, que se han considerado como los hitos también del pensamiento goyesco son “La corrida de toros” “Los flagelantes” “La escena de la Inquisición” y sobre todo quizás el más atractivo es “El manicomio”, una escena de locura, pero alegórica dentro de “El manicomio”.